La vida pierde objetividad cuando nuestros ojos pierden el dominio de nuestra percepción, soñar despierto es una acto de escape ante tanto silencio que aturde y desacelera el ritmo cardíaco, así que técnicamente mi día se basó en crear un hábito temporal manteniendo conversaciones no tan largas con cualquier persona para hacerle saber a mis perdidas neuronas que debo tratar de quedarme cuerdo, al menos para poder rendir en mi trabajo y en la charla con mi amiga la maquina demoníaca, esa que tantas veces me colabora y me distrae, pero cuando tenemos problemas en el trabajo nos entendemos a los golpes con las teclas.
Mientras mis ojos se tomaban unas vacaciones algo largas hice un recorrido por las perspectivas del futuro, me encanta saber que hay un millón de maneras en que puede ocurrir algo, puesto a que la esperanza de que las cosas salgan bien es tan grande como que las cosas también pueden llegar a ocurrir mal, eso reconforta, me regala un poco de optimismo a medios tiempos así como también me castiga en la otra mitad. En este sueño de ojos desorbitados me vi victorioso, me vi perdedor, me vi atento, me vi sin ilusión; pero por sobre todo, te vi a ti, y eso fue suficiente para sobornar a mi cerebro y quedarme en un viaje mental prolongado donde gocé de la divinidad de tu recuerdo.
Veremos que me depara cuando mis parpados ya se sientan mas cansados, cuando el telón baje completamente y no solo vea lo que sueño, sino tenga actividad sensorial mas amplia, para así poder llegar hasta sentir mis músculos actuar, mis papilas sentir el sabor de un café gustoso, mi estomago doler después de reír con una charla que carece de mucho sentido, escuchar a los canes y el canto de tus olas brillantes que me llenan de tranquilidad, hasta que la mañana me devuelva al mundo que susurra la desesperanza que me persigue.
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