La vida da muchas vueltas, yo he girado sin parar y ahora me encuentro mareado tratando de esperar a que el torbellino de pensamientos que tengo en la cabeza se vaya junto al ártico frío que yace en mi pecho. El auricular de teléfono se quedó grabado en mi oído, ahora no puedo dejar la estática que me tiene tan eléctrico, haciendo que la noche se niegue a darme algo de cobijo, armando mis parpados con las temibles pesas que siempre usa cuando me castiga. Todo es color gris y todavía no me acostumbro, el color es una cosa maravillosa cuando lo descubres, alejarte de el es simplemente retroceder ante el paraíso, ahora como es costumbre desde hace años, vuelvo a la asquerosa cueva oscura que me ha visto perdido en la nada muchas veces.
Ahora todo se resume en caminar, caminar, caminar, caminar... hasta que el pavimento me pida piedad por tanto pisotear de manera desorganizada, aún no lo grita, aun sigo en mi escurrir de parásito. Soñar ya no es valido, no me lo permite la conciencia quien tras un castigo me pateó en la cara y me dejo solo en mi tarea de reconstruir mi tranquilidad resumida a la nada.
Ya me es nauseabundo el hecho de andar con mi careta ante la gente, es decir, aun tengo que tenerla si quiero conservar la poca cordura que tengo, pero ya quiero vomitar ante tanta estúpida cortesía que la sociedad quiere que posea y mandarlos a todos a donde la vida misma nos enviara tarde o temprano.
Quiero paz, quiero escupir a tal muerto ser que hiede en mi interior, a ese imbécil que reside en lo mas superficial de mi orgullo animal, dando puerta abierta a la joven mente que crié pero que fue encerrada por la dictadura de mis heridas que en un acto de "defensa" decidieron tomar tal atrocidad por ordenes.
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