Soy un desastre, se siente muy bien. Las gotas de lluvia fueron cayendo sobre mi cabeza que tanto pensaba hasta que entré en el trance al que debí haber vuelto a visitar hace ya algún tiempo, de esos lapsos en los que piensas que eres invencible, que nada te va a pasar y simplemente lo das todo por encontrar tu felicidad y la de alguien mas. Interesante es ver como la brújula que llevamos en nuestro cerebro puede marcar nuestra dirección desactivando cualquier grito de nuestro yo cuidadoso, dejando a un lado todos los procesos que creemos seguros para realizar algún fin. Fue algo fascinante mirar mi sombra otra vez, viendo como es que yo no podía dejar mi confusión de lado, atacado por el ruido de la carretera al rugir con los cauchos de los autos, ahogándome con la estela de humo que iban dejando y pensando en toda la delincuencia que me seguía en este país tan falto de principios.
He aprendido a tener conversaciones melodiosas conmigo mismo a medida que voy creciendo, (diría madurando pero siempre seré a parte de estúpido, inmaduro) se que suena de locos, pero a mi me funciona, y le di un freno a tales pensamientos absurdos que salían de aquel pequeño, estúpido e inocente individuo quien en ratos a veces no tan pequeños soy, derrumbando todo caparazón que cubría mi principal combustible, así que el recorrido que antes daba por falta de esperanza, ahora lo doy porque la tengo. El recuerdo de mi voz del pasado me decía que rutas seguir, mientras mi respiro agitado daba a mostrar determinación ante mi querencia. Y es así como ahora considero que todos debemos vivir al menos a ratos, sentir la libertad en nuestro pecho al expulsar todas nuestras preocupaciones en nuestro respirar, sin pensar tanto, abusando de nuestro salvajismo si nuestro yo primitivo hace mucho hincapié en salir y dar un recorrido por nuestro deseo de vivir. Basta ya de semanas rutinarias, hagamos de cada una de nuestras horas algo que contar, un acontecimiento, marcar una huella en los libros de historia que algún día contaremos a nuestros predecesores luego de desempolvar nuestras memorias. Hay que ver que tal se siente ahogarse un poco en el color de los días, hasta que nuestros pulmones se llenen de esta pintura y quedemos inconscientes, de todas maneras siempre esta la hermosa gracia salvavidas quien nos devuelve el aliento.
Vivamos por el hoy sin miedo del mañana, teniendo como referencia las horas muertas que con sacrificio nos han dejado seguir contando. "Caminante no hay camino, se hace camino al andar"
No hay comentarios.:
Publicar un comentario