Después de unas cuantas botellas la vida se adormece un poco y y los ojos bailan por si solos. Las bebidas espirituosas, esas que sin ser hechas por un chamán nos dejan viendo los dioses luego de un día agotador, y toda reunión entre una pequeña cantidad de gente se convierte en una celebración extensa de lo que es la vida. Casi todas las celebraciones tienen la particularidad de hacerte dejar los problemas en un segundo plano, esto no es malo, solo es un desligue temporal, la mente tiene que descansar, que el fuego baje la llama, pero repito: es temporal.
Si pudiera vivir de esa manera un poco todos los días creo que aceptaría la propuesta, dejar todo de lado y terminar sin maquinar con desencanto en una esquina, balbuceando mis deseos, ser un simple tumor de bloque en la pared sin sentirme como un estorbo, volar con la mirada mientras intento caminar por un camino sin tropezar con mis pies en mi torpe existir de borracho, eso desde mi perspectiva actual es una maravilla en vez de estar aquí suspendido en la nada pensando en mis quehaceres mientras intento no enloquecer de nuevo al ver que necesito ese calor que no quema pero si apacigua mi mi animal interior, alejándome un poco de ese estúpido primate que me grita al oído y me dicta instrucciones.
Por desgracia en este caso después de la tormenta viene el temblor, haciéndome ver todo al ritmo que vibra el piso a carcajadas exageradas riéndose de mi cara muerta, dándome razones para insultar todo lo que existe a mi alrededor, antes de darle a todo un orden improvisado al usar mis manos y pies como pinceles en una pintura de Pollock, obteniendo el estilo más original que le puedo dar a una casa y a mi existir.
Hoy solo quiero estar aquí, reponiendo al menos mi vista y mi estomago, dejando a todo atrás mientras pienso más y más en lo que pasará, viendo de qué manera puedo hacer que mi alma regrese al lugar donde gozaba, mirando tus ojos en el destello de una sonrisa.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario